Caminando de Guayaquil a Quito, conversando en las plazas y los parques con la gente que construye este país, con esa gente como nosotros que tiene entrega, disciplina, convicción revolucionaria y ganas de cambiar nuestro Ecuador desde sus raíces, se ha construido esta declaración de principios, la misma que pretende expresar nuestro sueño de país de hombres y mujeres felices sin importar la edad, la cultura, las creencias o preferencias.
Existen momentos trascendentales en la historia de los Pueblos en donde la indignación producto del sinsentido de las instituciones se convierten en bandera de identidad y esperanza, que permiten que con sinceridad y honradez nos replanteemos la pregunta esencial del porqué seguir viviendo en sociedad. Es evidente que, el pacto social que se ha venido manteniendo no ha servido para que todos sin excepción encontremos el bienestar y el desarrollo cultural, económico y moral que nos merecemos.
Cuando existe un rompimiento total con las estructuras caducas y poco útiles para el bienestar general, es necesario que un Pueblo exprese hacia dentro y hacia la comunidad internacional que ha roto las cadenas de opresión y esclavitud de la lógica perversa de los negocios de pocos en beneficio de pocos y en desmedro de la mayoría; es necesario declarar con dignidad que la lógica cotidiana presiona al hombre y mujer sencillos a vivir con el único norte de alcanzar bienes materiales los cuales adquieren valor superior, incluso a su propia vida. Nos hemos visto los unos a los otros, por obra y gracia del sistema económico vigente, como meros sujetos económicos sin otro valor que la rentabilidad económica.
Defendemos ante los seres humanos de todo el planeta que la Dignidad es un principio inmutable e incontrovertible que alienta nuestras vidas y relaciones y que se encuentra en el interior de cada persona desde su concepción.
Asimismo, sostenemos que junto a la Dignidad, existen Derechos de Vida y Libertad como verdades irrefutables inherentes a cada persona, de donde se desprenden todos los demás Valores y Creencias del Pueblo. De la Dignidad se desprende la Igualdad, la Soberanía, la estructura política del Estado y los derechos y obligaciones de gobernantes y gobernados; del Derecho de la Vida y libertad se desprenden las creencias religiosas, el reconocimiento de las minorías étnicas o sexuales, las tendencias políticas y las actividades económicas amigables con la naturaleza. Sin perder de vista que por sobre todas estas relaciones está la familia como eje de los valores trascendentales de cada ser.
Entendemos a la Dignidad como el principio en virtud del cual, con Buena Fe, cada ser humano encuentra en otro, alguien igual a sí mismo.
Consideramos a la Dignidad como un principio inmutable, vigente en todos los tiempos y edades de los Seres Humanos porque se ha privilegiado las relaciones económicas por sobre la felicidad, siendo la discriminación y abuso de las personas una constante sin control.
La Vida es el escenario en donde cada ser humano sostiene su Dignidad y su Libertad, su verdad y ninguna estructura política o económica podrá limitar ese escenario.
Creemos que la Vida más que un Derecho es una verdad que debe ser defendida ante el angustiante mundo globalizado en el que vivimos.
La libertad tanto como un derecho es una herramienta de consolidación y fortalecimiento de la Dignidad y la Vida. Se ha considerado siempre que la Libertad individual empieza cuando termina la del otro, y ello ha sido confrontativo. Hablar del respeto de la Libertad “del otro” no agranda ni mejora y peor aún beneficia una construcción colectiva. Hemos encarcelado nuestra libertad en leyes e instituciones que restringen los derechos de las personas bajo argumentos deleznables unos o coyunturales otros, sin reconocer que “mi libertad potencia la del otro, no la limita”.
Estas convicciones se enmarcan no sólo en el análisis del tiempo actual sino también en las enseñanzas de los pueblos ancestrales de América quienes bregaban por una organización social fuerte: “La grandeza de los pueblos no se mide por sus conquistas ni por su riqueza; se aprecia, esencialmente, por el desarrollo de sus sistemas sociales y, en la coherente relación con su entorno natural”.
Queremos una Patria nueva, pacífica, justa, democrática, libre, soberana pero sobre todo feliz.
Existen momentos trascendentales en la historia de los Pueblos en donde la indignación producto del sinsentido de las instituciones se convierten en bandera de identidad y esperanza, que permiten que con sinceridad y honradez nos replanteemos la pregunta esencial del porqué seguir viviendo en sociedad. Es evidente que, el pacto social que se ha venido manteniendo no ha servido para que todos sin excepción encontremos el bienestar y el desarrollo cultural, económico y moral que nos merecemos.
Cuando existe un rompimiento total con las estructuras caducas y poco útiles para el bienestar general, es necesario que un Pueblo exprese hacia dentro y hacia la comunidad internacional que ha roto las cadenas de opresión y esclavitud de la lógica perversa de los negocios de pocos en beneficio de pocos y en desmedro de la mayoría; es necesario declarar con dignidad que la lógica cotidiana presiona al hombre y mujer sencillos a vivir con el único norte de alcanzar bienes materiales los cuales adquieren valor superior, incluso a su propia vida. Nos hemos visto los unos a los otros, por obra y gracia del sistema económico vigente, como meros sujetos económicos sin otro valor que la rentabilidad económica.
Defendemos ante los seres humanos de todo el planeta que la Dignidad es un principio inmutable e incontrovertible que alienta nuestras vidas y relaciones y que se encuentra en el interior de cada persona desde su concepción.
Asimismo, sostenemos que junto a la Dignidad, existen Derechos de Vida y Libertad como verdades irrefutables inherentes a cada persona, de donde se desprenden todos los demás Valores y Creencias del Pueblo. De la Dignidad se desprende la Igualdad, la Soberanía, la estructura política del Estado y los derechos y obligaciones de gobernantes y gobernados; del Derecho de la Vida y libertad se desprenden las creencias religiosas, el reconocimiento de las minorías étnicas o sexuales, las tendencias políticas y las actividades económicas amigables con la naturaleza. Sin perder de vista que por sobre todas estas relaciones está la familia como eje de los valores trascendentales de cada ser.
Entendemos a la Dignidad como el principio en virtud del cual, con Buena Fe, cada ser humano encuentra en otro, alguien igual a sí mismo.
Consideramos a la Dignidad como un principio inmutable, vigente en todos los tiempos y edades de los Seres Humanos porque se ha privilegiado las relaciones económicas por sobre la felicidad, siendo la discriminación y abuso de las personas una constante sin control.
La Vida es el escenario en donde cada ser humano sostiene su Dignidad y su Libertad, su verdad y ninguna estructura política o económica podrá limitar ese escenario.
Creemos que la Vida más que un Derecho es una verdad que debe ser defendida ante el angustiante mundo globalizado en el que vivimos.
La libertad tanto como un derecho es una herramienta de consolidación y fortalecimiento de la Dignidad y la Vida. Se ha considerado siempre que la Libertad individual empieza cuando termina la del otro, y ello ha sido confrontativo. Hablar del respeto de la Libertad “del otro” no agranda ni mejora y peor aún beneficia una construcción colectiva. Hemos encarcelado nuestra libertad en leyes e instituciones que restringen los derechos de las personas bajo argumentos deleznables unos o coyunturales otros, sin reconocer que “mi libertad potencia la del otro, no la limita”.
Estas convicciones se enmarcan no sólo en el análisis del tiempo actual sino también en las enseñanzas de los pueblos ancestrales de América quienes bregaban por una organización social fuerte: “La grandeza de los pueblos no se mide por sus conquistas ni por su riqueza; se aprecia, esencialmente, por el desarrollo de sus sistemas sociales y, en la coherente relación con su entorno natural”.
Queremos una Patria nueva, pacífica, justa, democrática, libre, soberana pero sobre todo feliz.